Les invitamos a acompañarnos en esta nueva edición del Congreso Marplatense. Este tiene como idea principal el poder aportar en la construcción y consolidación de un modelo de Salud Mental Comunitaria, pensándola como propuesta de acción en el marco macroestructural de opresión y anonimato que nos impone el neoliberalismo. Nuestra intención es trabajar con una marcada impronta Latinoamericanista, presentando alternativas que reivindiquen acciones colectivas, generando marcos de reconocimientos y acción conjunta. De esta forma, y reafirmando la impronta colectiva y comunitaria de estas construcciones, podamos entenderlas como estratégica y necesaria. Sera un Congreso donde se encontraran con un fuerte contenido artístico, popular y local, con una revalorización de las producciones logradas desde la disciplina, y con un reconocimiento de la necesidad de trabajar interdisciplinariamente. Queremos que entre todxs podamos trabajar esta red, y aportar en esta construcción de quienes intercambian y suman para el armado de espacios sociales más justos y equitativos, donde reconozcamos las distintas realidades, pudiendo generar espacios que habitemos en reconocimiento de las diversidades. Es la realización del 9° congreso marplatense, de alcance internacional una alegría y un compromiso político, ético y praxiológico con nuestra realidad, que reclama una Universidad comprometida y activa en la defensa de derechos y la instalación de paradigmas que apunten al bien-estar común.
Facultad de PsicologíaUNMDP
Ubicamos la propuesta del Congreso en un momento histórico signado por los efectos de una pandemia que generó impactos en todo el mundo. En un sistema de acumulación capitalista que disponen de la crisis y la guerra como parte, y encontró en el Covid-19 un catalizador que tensionó el funcionamiento globalizado en distintas escalas. Con un sistema patriarcal expulsivo, y una radicalización de la xenofobia, la violencia y la discriminación. La exclusión como forma y la estigmatización como mecanismo preponderante de reconocimiento hacia lo ajeno, fomentando la individualización y lectura del mérito. Con sistemas de atención en Salud amenazados por la lógica mercantilista transnacional que pone en entredicho el estado moderno , y con un armado de sistemas de acompañamiento cada vez más anónimos e impersonales. Los efectos en las personas, sus modos de vincularse e impactos sociales son claros: pérdidas de referencias vinculares ante un sistema patologizante, aumento de niveles de malestar subjetivo que impacta en las esferas familiares, laborales y educativas; afectación de las tramas subjetivas y tejidos sociales proveedores de sostén; mayor conflictividad social y vincular, descolectivización de las acciones , exclusión social , mayor estigmatización que afecta a los cuerpos contribuyendo al aumento de la morbilidad, discapacidad y mortalidad prematura, desmejora de la calidad de vida y el bien-estar.
Desde este contexto, se busca fortalecer el campo de la Salud Mental como prioritario y estratégico, reconfigurando el rol de la Psicología y de las distintas disciplinas vinculadas, repensando la Universidad y sobre todo, remarcando cómo, si bien los distintos grupos poblacionales presentan diferencias entre sí, no hay ninguno que sea inmune al sufrimiento. En el caso de nuestro país la Ley Nacional de Salud Mental N° 26657 sancionada en el 2010, su Decreto Reglamentario 603, el Plan Nacional de Salud Mental ambos del 2013 y el Plan Integral para el Abordaje de los Consumos Problemáticos (Plan IACOP) LEY 26.934, ordenan y presentan guías rectoras para la formación, capacitación e implementación de acciones en el Área de Salud Mental. Se impulsan cambios en los modos de gestionar los servicios de salud, y en el desarrollo de intervenciones y prácticas vigentes. Se reconoce a la Salud Mental como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales. Amplía las fronteras de lo disciplinar con una concepción de la salud desde una perspectiva integral, y desde la necesidad de garantizar las mejores condiciones posibles para el desarrollo físico, intelectual y afectivo. Las transformaciones que se proponen abarcan no solo la organización de los servicios, las características de los equipos de trabajo, la formación, el seguimiento y divulgación; sino que presentan sentidos éticos, deontológicos y políticos. A su vez, propone un modelo de Salud Mental Comunitaria, asumiendo que los procesos de determinación del proceso salud – enfermedad – atención – cuidado, se producen en el ámbito de lo social y es desde ahí, donde se interviene. Una lectura crítica sobre los determinantes y tensiones impulsa la modificación de los modos de vida, y el armado de un tejido social, inclusivo, diverso y activo, donde ingresemos todxs.
Las reacciones ante estas propuestas son variadas, pero existe un punto en común: el reconocimiento de la complejidad para su implementación en un mundo que profundiza un modelo individualista, productivo, lucrativo, y desanclado de su escenario social. Sumado a esto, las instituciones formativas - por razones de institucionalización, contexto y/o resistencias- contamos con un retraso de implementación de reformas y propuestas para impulsar su ejecución. Así como escasa creación y desarrollo de proyectos y políticas públicas que la acompañen e impulsen. La posibilidad de construir un modelo de Salud Mental Comunitaria se presenta como disruptiva y contrahegemónica, como un objetivo y una utopía, buscando organizar y generar una inscripción social, impulsando la instancia de lo colectivo, buscando generar espacios subjetivantes tendientes a la Salud integral. Es una posibilidad y responsabilidad, aportar a repensar las estrategias, herramientas y lecturas, que impulsen la reconsideración ante los encierros que un sistema de control, exclusión y competitividad proponen, y esa es la apuesta: el encuentro y el trabajo conjunto para repensarnos, potenciarse y construir.
Es el derecho y el efecto de la creación colectiva, aquello que nos permite repensar los modelos de subjetivación, revisando los modos de vida estandarizados y la creación de formas de vida. Pues, siempre queda un resto que no puede ser disciplinado, un resto que resiste los procesos de subalternización, dominio y/o colonización. Potencias, vitalidades anómalas, divergentes o resistencias, que favorecen el desarrollo de prácticas populares, militantes, democráticas con propuestas de resensibilización, creando lenguaje, performando subjetividades y cuerpos, relación con la historia y organización. Retomar estos conceptos es clave para entender que no se puede con displicencia y distancia, sino con amor y cuidado; no es en cualquier lugar, sino en nuestra Latinoamérica con sus pueblos originarios y su historia de colonización; y no es divididos o por partes, sino que es juntxs y de modo integral. La propuesta del actual Congreso, busca retomar el impulso inicial de agrupaciones, usuarixs e instituciones que permitieron la normativización de un modelo de trabajo como política y propuesta, reivindicando movilizaciones, acciones y revueltas. Dándole voz a aquellxs invisibilizadxs, enfrentando al poder político y mediático, tratando de construir un espacio de encuentro, pensamiento y trabajo de revisión epocal. Apunta, sobre todas las cosas, a construir un espacio de encuentro colectivo que busque, desde la potencia de lo grupal, acompañar e impulsar desde el área de la Salud Mental, la creación de propuestas respetuosas, diversas, vitales y afectuosas, desde un modelo que apunta a la creación de un lazo comunitario como síntoma, resistencia y salida colectiva.
Lxs interesadxs podrán participar del Congreso como:
Los espacios de participación en el Congreso serán los siguientes: